Un vistazo...
A continuacion te narraré las historias mas deformes y espeluznantes, una que otra nostalgica y sublime, en fin, quiero que experimentes las mas diversas emociones.
Dejen comentarios.
viernes, 19 de junio de 2009
NUNCA TE OLVIDES DE MI
Fue en el mes de febrero del siguiente año donde él le confeso con mucha tristeza que se iba con sus hermanos para España a terminar la secundaria y que luego le esperaba la universidad de Salamanca gracias a las diligencias de un gran amigo de papá con quien culmino allá el doctorado en derecho, por pura coincidencia el mar estuvo mas embravecido que nunca y las estrellas y la luna pasaron a ser elementos de la nostalgia, aquella despedida fue un inmenso y prolongadísimo abrazo de amigos en el que sintieron ahogarse en sus cuerpos y miradas febriles, ese día hubo una fuerte tormenta que ellos ni sintieron, volaba arena en el cielo y el agua les golpeaba las rodillas pero ellos ni se inmutaron, fue comprobar que la naturaleza sentía como ellos.
Tuvieron que pasar diez años para que volvieran a verse, a pesar de ello siempre hubo una ejemplar comunicación, casi hasta diaria, las constantes cartas de cariño y que te vaya bien y los no te olvides nunca de mi fueron variando con el paso de los años, en sus llamadas telefónicas fueron notando el cambio natural de sus voces, la madurez intelectual y espiritual de ambos y mediante las fotografías notaron el paso de los años atroces que los habían apartado de sus adolescencias de mar y de aquellas sonrisas cándidas de niños felices y del desarrollo inapelable de sus cuerpos que a él lo hacían un hombre vigoroso y espigado y a ella una mujer con cada una de sus fibras bien constituidas y con la sensualidad evidente que le otorgo la vida. Aquella amistad se convirtió en un gran amor a la distancia y en los días de vigilia resultaba hiriente la idea de no verse nunca.
Sus bellos ojos verdes apuntaban al mar absortos, estaba envuelta en la bruma de la noche, caminaba descalza por el borde oceánico vestida de flores y con el diario de su vida en la mano, tremulaba por efecto de una emoción recóndita, esa noche se encontrarían después de diez largos años, él en cuanto termino la carrera abordo apresurado el primer vuelo de retorno porque no le importaba su padre ni el que dirán, ni las gentes y los amigos desairados que iba a dejar.Esa noche fueron amantes por primera ves, disfrutaron de la noche y de la luna y de las estrellas, hablaron de sus vidas pasadas y de lo poco que no sabían de ambos, jugaron a correr por el borde oceánico y a buscar piedras de colores en la penumbra, también rieron y rieron en medio de sus besos febriles de invierno, evocaron todo desde los tiempos de escuela y lanzaron piedras multicolores al mar embravecido, se sumergieron en el agua tomados de la mano, zambulléndose y lanzándose a manera de trampolines humanos en las aguas de locura, eran indiferentes a la bravura del mar.
Al cabo de un disparo en el tiempo él no oyó más su risa, no sintió mas sus besos bajo el agua y no pudo ver mas sus bellas retinas infinitas y verdes de la noche, la busco por todos lados, se salvo de la muerte por retar a las olas y bucear en el fondo gritando bajo el agua, gritaba su nombre en el delirio, nado por todo el mar en círculos de desesperada búsqueda, la busco en la orilla, la busco en las estrellas y la busco en el cielo azul marino pero nunca la encontró porque el mar se la devoro.
Ese mismo día compro un boleto de regreso a España y se llevo el diario que ella le dejo en la arena para leerlo y releerlo y para llorar hasta mas no poder en su auto destierro del mundo sin cartas ni fotografías que recibir de ella por siempre.
lunes, 15 de junio de 2009
TUS FOTOGRAFIAS
La niebla espesa no permitía ver más allá de diez metros, en aquel pueblito. Los pobladores eran taciturnos y sombríos. Había una biblioteca abandonada con gárgolas en piedra negra, donde pude constatar con el zoom de la lente de mi cámara que vivían familias enteras de murciélagos. Todo era antiquísimo y polvoriento. La gente del campo vivía en cabañas alejadas ocultas en la bruma espesa de la noche. Muchas veces sentí estremecer ante algunas miradas, mi colega Claudia sintió lo mismo. Ella resulto ser risueña y carismática, solíamos conversar todo el día sobre nuestras vidas, me gusto su sonrisa y la forma en que me miraba, empecé a sentir algo por ella pues resulto ser diferente a como me la habían descrito los celosos reporteros gráficos antes de su llegada, era la sencillez personificada a pesar del reconocimiento y prestigio que había obtenido, era joven y preciosa como ya lo eh dicho y yo era (y sigo siendo) tímido y torpe. Cierta noche los hilos invisibles que nos juntaban nos zurcieron de súbito, hicimos el amor hasta el hartazgo, a cada instante, en cada momento a solas, sentíamos que nos quedaría corta la vida para seguir haciéndolo, su inteligente mirada me daba una señal y yo acariciaba su suave cabellera de ensueño, eran enigmáticos y alocados nuestros encuentros de amor. Me jure que la protegería hasta la muerte pues la gente era injusta con ella.
Tome muchísimas fotografías del lugar de los hechos; en algunas esquinas de la plaza quedaban manchas de sangre, talvez de algún revoltoso sangrante o algún civil golpeado por la autoridad, aunque esta no parecía existir, nada parecía existir. Fotografié casi todo el pueblo, me parecía impactante la cruz en la torre de la catedral donde la niebla parecía dispersarse con temor, las casas antiquísimas que parecían estar desabitadas, oscuras por dentro, reflejaban extrañamente vida y eran pocas las luces que se encendían por la noche. De ves en cuando me espantaba ante una repentina mirada iluminada como brasa en la penumbra. Lo atisbaba todo sintiendo una sensación de extrañeza y de desencanto que me acompaño en pesadillas, en ellas los pobladores nos agredían en tropel y tras ellos estaban el profesor y la niña levitando en el aire cual si fuesen almas en pena.
En casa del profesor y en casa de la niña divise el símbolo que suele usarse en rituales sangrientos, ambas casas estaban abandonadas. Y nadie hablaba, todos parecían ser mudos.
…Ese 20 de octubre el revelado de las fotografías mostraron a la niña y el profesor fallecidos en circunstancias no aclaradas, dichas imágenes fueron tomadas póstumamente con mi cámara, apareciendo, incomprensiblemente, ambas personas en todo el tiraje…. En una de ellas aparece la niña frente a las casas de la plaza… Ella esta… esta bañada en sangre, probablemente los golpes en la revuelta… aunque tiene cortes… quiero decir…cortes de rito…en otra jugando en el trampolín del parque… asechando a los sombríos niños del pueblo y en otra a escasos centímetros de mi lente tratando de… sujetarme… si…en otra tomando a Claudia de la mano, Claudia esta distraída mirando la torre de la catedral… la inmensa cruz de bronce… su mirada siniestra y sonrisa macabra me hacen suponer que algo planeaba hacerle. De las fotos del profesor me cuesta trabajo hablar pues su solo recuerdo hace que quiera escaparse el alma de mi cuerpo.... Estaba desnudo y ensopado de sangre, llevaba una estrella ritual inmensa en el pecho sangrante. Me miraba fijamente…sus ojos eran dos brasas ardientes y furiosas…
…Los enfermeros me traen mas sedantes, yo, estoy tranquilo, pero reacciono mal ante la falta de consideración pues no piden consentimiento para inyectármelos, solo actúan como bestias que no entienden mis negativas. Arrojo la camilla y la charola con el almuerzo, golpeo a uno, le muerdo el brazo a otro e intento estrangular a un tercer enfermero, siento placer al imaginar verlo morir a mi merced, destrozarle el cuello, pero luego me vuelven a sujetar y me aprisionan con una asquerosa camisa de fuerza como si, yo, estuviese loco, no lo comprendo, los quiero asesinar a golpes pero la camisa me lo impide, pienso en Claudia y siento una preocupación y furia irresistible, me zafo de la camisa, corro hacia los barrotes, trepo en ellos, me vuelven a sujetar, me tumban y me quieren tapar la boca con una mordaza, grito y grito, algo en mi esta que emerge, aúllo con todo mi ser: “¡tengo que buscarla, esta viva, esta viva, la están torturando como lo hacen conmigo, se donde esta; vean las fotos son monstruos, son monstruos!”
Claudia desapareció en la noche, en una de nuestras valientes y “románticas” caminatas a rededor del río. Abajo, las lúgubres cabañas de los campesinos. Desde lo alto sentimos la furia de sus miradas a través de la niebla espesa. De pronto Claudia gritó tan estentoreamente que sentí las ondas recorrer todo mi ser, voltee y ya no estaba a mi lado, la linterna se me cayo al río y se apagó, y yo caí presa de un sudor frío como la muerte y me dormí viendo colores y sintiendo martillazos en mi cabeza... ante lo que vi. Se que debo regresar a buscarla a ese pueblo maldito, siento que la torturan. Oigo sus gritos implorando mi nombre, la oigo gritar en la penumbra. Estoy seguro que ellos la martirizan.
Y yo aquí encerrado.
martes, 9 de junio de 2009
NOCHE DE LUNA LLENA
- Es graaande, como un perro cruzado, es un perro, si, un perro, que digo perro, no, no es perro…es un mono trompudo, si, era un mono, que digo mono, era mas feo… Se los comió- dijo arrodillándose y haciendo un gesto de reclamo al cielo - No dejó siquiera que los entierre como diosito manda, se los comió enteritos, a mis hijos, no me dejó ni un huesito pa guardar ¡Malvado! – sollozó y luego agregó furiosamente:– ¡Le a mordido al hombre de la manta y al cochero y rasguñado a los caballos con sus garritas! que digo garritas, ¡serán garrotas! ¡¡garrototas!!
En aquel momento quisieron reírse de ella, quisieron insultarla y largarla del pueblo para siempre, cuando se disponían a callarla, habló con una resolución, y una llama furiosa en los ojos tal, que los obligó a retroceder.
-Vean la luna. Sus hijos despertaran en cualquier instante y nadie quedara con vida, he visto a los heridos transformarse pues el estigma queda en la sangre. Sus aullidos se oirán hasta el amanecer y los gritos despavoridos de ustedes se extinguirán bajo la luna llena majestuosa. ¿Qué no la ven? Empieza a brillar ahora mismo sobre sus cabezas. Ya lo he visto todo.
-¡De que hablas vieja loca! – grito alguien, encolerizado -¡Del licántropo! de quien mas ¡Ahora son tres! ¡Debieron matar a los recién llegados!
Las nubes negras se abrieron de par en par dejando imponente la luna hinchada e inmensa y no tardaron en oírse los aullidos por todo el pueblo. Empezando por el consultorio de donde aparecieron dos hombres lobo hambrientos y enormes.
lunes, 1 de junio de 2009
EL LIBRO QUE NUNCA DEBIO LEERSE
LA MISIVA INTERRUMPIDA
El príncipe oscuro llegó a su castillo, se apeo del caballo y corrió con todas sus fuerzas hasta su escritorio en la torre más alta, donde reinaban las tinieblas y no existía luz. Y recordando el reciente incidente con su dama escribió y escribió, mientras contemplaba el desolador panorama de su lóbrego y espeluznante reino:
“Aquí, sentado y embelesado por una súbita idea, ante mis ojos casi llorosos una hoja de papel una pluma vieja y una mano trepidante excitada y deseosa de emplear los objetos mencionados para transformarlos en arte, arte para sus ojos y para mis ojos, en especial para los suyos, mi tierna señorita.
Veo pues que su presencia me perturba, me inquieta pero ¿qué puedo yo hacer? me siento su esclavo y a pesar de que no llevo cadenas estas las llevo en la mente y me aprisionan a usted, y extrañamente me siento feliz de aquello porque no creo que exista un castigo de tanto privilegio como este en el universo y en el cosmos.
Siento pues que me golpea cuando no me ve, que me castiga cuando no me habla y que me hiere sangrante cuando por estos motivos me es indiferente, no me queda más que recuperarme pensando que está usted saludable, que será feliz y que seguirá siendo la tierna señorita que un día conocí y que tal imagen la llevo clavada en este corazón mío que vibra y se apasiona.
¡Déjame morir pero morir a tu lado aunque no me ames de esa forma moriría con la sonrisa en los labios!, ¡déjame morir, si, pero aunque sea dime: "te amo”, te juro que mis ojos y mi alma llegarían a su ocaso de la forma más feliz que pueda usted y yo imaginar!
creo que usted sabe quién soy, tal vez reconozca esta letra y tal vez pueda distinguir lo que contiene este papel en mi mirada, porque desde el tiempo en el que a usted conozco siento que las fuerzas para ocultar mis pensamientos me abandonan y que son mis ojos los que reflejan esa debilidad que espero sea efímera porque ya no puedo más”.
Acto seguido se levantó sonriendo malévolamente y quemó la hoja susurrando: “ni lo sueñes”